El ratón de la prehistoria: la ciencia da el primer paso para revivir especies extintas

Artículo de opinión

Isidoro Di Caro

4/4/20251 min read

Mientras la tecnología da saltos cada vez más audaces, una compañía con sede en EE.UU. ha causado revuelo al anunciar su intención de “revivir” especies que desaparecieron hace milenios, como el mamut lanudo y el dodo. Lo que suena a argumento de película futurista, hoy cuenta con una financiación multimillonaria y el respaldo de figuras influyentes. Además, según los impulsores del proyecto, el objetivo es restablecer ciertos equilibrios naturales y aportar soluciones innovadoras a la pérdida de biodiversidad. Para eso, recurren a la edición genética, insertando fragmentos de ADN de animales extintos en genomas de especies actuales cercanas. Ya han dado un primer paso: un pequeño roedor modificado que comparte características con los antiguos gigantes de la tundra. Ahora bien, no todos ven esto con entusiasmo. Hay voces dentro de la comunidad científica que llaman a la cautela. Resucitar criaturas extintas podría generar impactos que hoy ni siquiera imaginamos. ¿Estamos listos para lidiar con los efectos secundarios de semejantes avances?

Otro aspecto por lo menos curioso de esta historia es el hecho de que celebridades del espectáculo estén entre los inversores de los proyectos. Ese acontecimiento genera dudas legítimas sobre si el motor principal es el progreso científico o la búsqueda de protagonismo en un proyecto llamativo y mediático. Frente al brillo de lo novedoso, deberíamos preguntarnos si estas iniciativas desvían la atención de lo urgente: miles de especies que se extinguen en silencio cada año, sin titulares, sin inversiones espectaculares. ¿No sería más sensato concentrar esfuerzos en proteger lo que aún vive? Recrear el pasado puede parecer heroico, pero a veces se parece más a una obsesión nostálgica que a una solución real. Tener la capacidad de modificar el curso natural no siempre significa que debamos hacerlo. Tal vez el verdadero avance esté en saber cuándo detenerse.